EL PORFIRIATO (PARTE 2) LA RED DE FERROCARRILES
Como supongo que en algún momento visto en tu clase de geografía el terreno en el territorio mexicano es en su mayoría montañoso. En términos de transporte es un problema, porque salvo que tengas la tecnología adecuada es muy difícil construir caminos. Eso es algo que ya sabemos de antemano con el lugar donde vivimos, donde los transportes hace 20 o 30 años eran muy tardados a lugares tan cercanos como la capital, y es que en realidad es muy difícil tener que pasar por zonas montañosas y más con carros y aún todavía más hace 100 años.
Contrario a eso, el ferrocarril es un medio de transporte idóneo para este tipo de terreno, porque entre los mayores problemas que tiene está la falta de seguridad. Un ferrocarril que logra circular de manera directa en un territorio plano es más proclive a un asalto (como en el caso de los Estados Unidos durante la famosa fiebre de oro), pero en una zona montañosa es muy difícil emboscar un tren, además de que las variaciones de terreno solamente intervienen en el momento de la construcción, pero un tren no necesita competir ni en el tráfico ni con los obstáculos contra alguien más, por lo tanto puede transportar muchísima materia. Además un sistema ferroviario ayuda a que el transporte de mercancías entre las zonas portuarias (es decir donde llega las cosas del exterior) y los centros grandes de consumo sea mucho más sencillo.
Por muy curioso que parezca, nuestro país carecía de una red ferroviaria de transporte material. Existían los trenes, pero solamente para el uso humano para poderte transportar de lado a lado. Cuando Porfirio Díaz decidió darle un orden económico más fuerte en nuestro país, decidió que los trenes iban a ser el punto de partida por el cual iba a lanzar adelante la economía, y de esa manera se hicieron grandes tramos de redes ferroviarias a lo largo y ancho de nuestro país.
El logro inicial de los ferrocarriles no se lo debemos como tal a Porfirio Díaz, sino al emperador Maximiliano. Durante los primeros procesos en los cuales Maximiliano trató de restablecer relaciones con los gobiernos exteriores, uno de los tantos tratos que hizo fue las líneas ferroviarias con los Estados Unidos. Cuando Maximiliano fue desplazado del poder, Benito Juárez se hizo cargo de este tipo de contratos y los decidió respetar. Los inversionistas estadounidenses les daba igual con quien trabajar siempre y cuando recibirán su dinero. Aunque Benito Juárez puso algunos trenes y empezó a mover como tal el país, sería Porfirio Díaz el que haría todo el gran despliegue de líneas incluso por poblados que anteriormente se encontraban aislados.
En definitiva, la red de trenes más importante fue la que corrió desde la ciudad de México hasta el puerto de Veracruz, que pasaba por Apizaco y también rodeaba parte de la Sierra Norte de Puebla. La red de transporte no solamente traía las cosas más rápido, sino que permitió que mucha gente se desplazará a vivir en cerca de las estaciones y crecer las poblaciones.
La líneas propias del porfiriato se siguieron utilizando hasta 1950 cuando los gobiernos presidencialistas comenzaron a deshabilitar su uso y terminaría por completo cerca de 1990 cuando la privatización del gobierno de Carlos Salinas de Gortari canceló por completo el uso de los ferrocarriles en nuestra nación
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