CLASE 16: LA CONSOLIDACIÓN DE LOS ESTADOS NACIONALES
Seguramente hay algún aspecto que te haga sentir orgulloso de tu familia o del lugar donde vives. O quizás no, y es que todo depende de si hay algo que presumir. Regularmente las personas que pertenecen a un grupo se sienten muy orgullosas cuando este tiene aspectos que lo hacen resaltar, por raro que parezca, tanto positivos como negativos.
Las naciones dependen mucho de este tipo de cosas para mantener unidos a sus habitantes, por eso presumen sus tradiciones, sus gastronomías o hasta sus victorias deportivas, y es que cada cosa que los ayude a sobresalir es un empujón anímico a sus habitantes. Hay habitantes que incluso soportan malos gobiernos o economías débiles si se sienten orgullosas de pertenecer a su país... y naciones que experimentan lo contrario.
En el siglo XIX sucedía algo similar. El desarrollo de la industria que vimos en clases anteriores, así como los avances militares y culturales hacían que los habitantes de cada país se sintieran más o menos identificados con su nación. Como es de esperar, los países que más unidos se sentían progresaban más y mejor que los que estaban separados. Ese sentimiento de unión lo conocemos como nacionalismo.
Y en relación de continentes, los europeos se sentían más unidos que los habitantes del resto del mundo, es por ello que progresaron más rápido que los demás. Por desgracia, este crecimiento vino de la mano de un creciente prejuicio racial, en el que se pensaba que las ventajas venían en la biología de una persona, como su color de piel o linaje familiar. Fue una mezcla de las viejas ideas religiosas con los orgullos nacionalistas.
El día de hoy haremos un repaso de esos países que unidos avanzaron mucho, y de los que separados y estacionados en el pasado comenzaron a perder su poder.
Países en ascenso:
Inglaterra:
El país más poderoso del mundo a finales del siglo XIX. Los ingleses eran los dueños absolutos del mar gracias a las políticas de todo el siglo implementadas por una sola persona: La reina Victoria. No por nada a esta época se le conoce como la "época Victoriana". Mientras la legendaria reina gobernó Inglaterra se mantuvo como la nación dominante, dependiendo en gran parte de su colonia más importante: La India.
La India era para Inglaterra lo que en su momento México fue para la España, su colonia más importante. De la India se obtenían especias, azúcar, cacao, té y lo más importante que era el algodón. Los hindues se intentaron rebelar sin éxito en 1857, pero fueron suprimidos y se les estableció el Raj Británico, que fue un gobierno sumamente explotador que acarreó crisis, hambrunas y enfermedades al pueblo hindú.
Francia
Si lo recuerdas de otra de nuestras sesiones, en 1852 el pueblo francés tenía un nuevo rey en la figura de Napoleón III. Sobrino del Napoleón original, tenía como doble objetivo modernizar y mejorar el país mientras trataba de reformar los alcances de influencia franceses pero fuera de Europa. Como el país estaba aún agitado por siempre estar en guerra interna y no externa, el rey emprendió campañas militares a América, de las cuales una de ella está muy ligada a la historia de nuestro país.
Desgraciadamente Napoleón planificó de mala manera sus relaciones exteriores, en especial con Italia y Prusia, lo que lo llevó a ser derrotado militarmente y a ser derrotado y apresado en 1870. El año siguiente se daría el golpe de estado que terminaría, ahora si, con los reyes en Francia y establecería la Tercer República.
Italia
En nuestra clase de las revoluciones liberales compartimos la racha de guerras perdidas por las que pasaron los italianos, pero su perseverancia por formar un sólo país no se desvaneció. Para 1861 el rey Víctor Manuel inició el esfuerzo definitivo de unión. Quizás recuerdes a su padre, Carlos Alberto, que trató de pelear en 1848. Apoyado por el legendario general Guiseppe Garibaldi y unidos por ideas fuertes de nacionalismo e identidad los italianos se derrotaron a los austriacos, para crear por fin su propio país en 1861.
El único que no quiso anexarse a la unión fue el Papa, que pidió que al menos se respetara su autonomía. Así nació el país más pequeño del mundo: El Vaticano
Alemania:
Los territorios de las cuencas del Rin y los vestigios del Sacro Imperio Germano por fin marcharon como un sólo país en 1860 gracias a las ideas de dos personas: El rey Guillermo I y líder de Prusia Otto Von Bismarck.
De Bismarck hay que apuntar algo: fue el primero en darse cuenta que era más importante tener un territorio fuerte continental que un sistema colonial enorme. Él fue el que visualizó la búsqueda de una Europa céntrica que no dependiera tanto de ingresos externos. Naturalmente Alemania tenía colonias, pero no al nivel de los otros grandes. Para consolidarlo Bismarck comandó a su estado, que era Prusia, a la guerra contra Austria y Francia. Ganó ambas y así surgió el segundo Reich alemán.
Países en descenso
Austria-Hungría
El primer país que sintió las consecuencias de la falta de unidad nacional fue el imperio Austro-Húngaro. Si recuerdas de las guerras de 1848 Austria tuvo que pedir ayuda a otros países para mantener sus territorios. Y esto era porque exactamente el imperio de los Habsburgo no era un conjunto de personas con el mismo lenguaje y el mismo origen étnico. En el imperio había polacos, eslavos, rusos, alemanes, húngaros y otros tanto grupos. Tanto era el desorden que incluso había dos capitales: Viena y Budapest.
El imperio perdió en veinte años guerras con Francia, Italia y Alemania.
Rusia.
El enorme imperio perteneciente a la familia Romanov no estaba exactamente débil, el problema es que se estaba quedando atrasado. Rusia era principalmente un país de campesinos, por lo que las modernizaciones de la revolución industrial tardaron en expandirse. Los rusos sufrían hambrunas constantes porque el atraso que tenían no sólo era tecnológico, también político.
El Zar seguía gobernando como los viejos reyes del absolutismo ilustrado, por lo tanto vivía con lujos y la población con todo el resto de desventajas. Añadido a esto, las numerosas incursiones militares que ordenaba la familia real provocaba que los rusos no se sintieran muy apegados a su país.
El imperio Otomano
La actual Turquía vivía un periodo de confusión, en parte por la división étnico-racial tan fuerte dentro de su territorio y en parte porque el dominio de su territorio se veía amenazado de manera constante por los países europeos.
Los turcos vivían un dilema territorial. Por una parte era un país con amplia mayoría musulmán y en ese entonces, el país árabe con mayor fuerza del mundo. Por otro, era la puerta a Europa y muchas de las familias adineradas preferían mucho más el estilo europeo que el natal. Su falta de identidad hacía difícil emprender acciones concretas, sea del lado que fuere.
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