ESPECIAL: GUADALUPE-REYES
El periodo navideño es de un sólo día en la mayoría de las culturas del mundo, pero en el caso de la mexicana hay un periodo completo destinado a estas celebraciones. Y es que parte de la idiosincrasia de mexicano está en buscar celebraciones por cualquier cosa, así que el día de hoy vamos a separar algunas de ellas que no se repiten en otras partes del planeta.
Para empezar, las posadas es una variación de este periodo, que si bien tiene un trasfondo religioso fuerte, no es original del catolicismo. Tiene raíces en una celebración prehispánica que era en Nacimiento de Huitzilopochtli. En el solsticio de invierno (cerca del 21 de diciembre) se componía una celebración en la que desde días antes se preparaba el nacimiento del dios sol de nuestra cultura. Al momento de darse la conquista, la evangelización se hizo más simple si se trasladaba este culto al nacimiento del niño Jesús, por lo que se diseñaron las estaciones de recorrido que afortunadamente coincidían con el paso de los peregrinos hasta Belén. Debido a las semejanzas del festejo, para los indígenas fue sencillo de seguir y adaptable a sus costumbres.
Otro episodio "navideño" se dará en la guerra de reforma (próxima a estudiarse) cuando el presidente de los conservadores negoció un tratado para que hubiese paz entre los bandos que combatían en el país. La propuesta fue abrazada por casi todos los participantes, excepto por Benito Juárez, que tenía una fuerte convicción constitucionalista.
Finalmente, el culto a los niños dios es muy característico de nuestro país. Originalmente el niño era un complementario de las figuras de la virgen, pero adquirió autonomía en nuestro país, y más cuando fueron totalmente "personalizables" con diferentes disfraces a tono de las necesidades de cada grupo.
Como sea, la navidad se vive de manera intensa en nuestro país, y está ligada de manera profunda a los íconos de identidad espiritual de nuestra nación.
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