EL PORFIRIATO PARTE 3: LOS OBREROS

 Como vimos al final de la última tarea, la economía del porfiriato se sostenía gracias a las inversiones extranjeras y el gran desarrollo de las industrias, en especial la minera. Permitas que la economía mexicana avanzaba el ingreso per cápita (es decir, por persona) el resto de las personas bajaba ¿Cómo es posible que los ingresos de un país aumenten mientras la calidad de vida de sus personas disminuye?

Para poder comprender esta situación, habrá que examinar al trabajador del sector primario del porfiriato, no al campesino, sino al minero. Los mineros de la época porfiriana trabajaban bajo nulas condiciones de higiene, además de que carecen de cualquier tipo de seguridad dentro de su trabajo, y los sueldos para los que trabajaban solamente alcanzaban para sobrevivir. Esto trajo una muy baja calidad de vida entre los trabajadores, y una constante necesidad de agrandar familias, para que de esa manera entre más hijos estuvieran más manos estudian disponibles para poder realizar el trabajo. Los obreros gastaban lo que ganaban en las famosas "tiendas de raya", que no eran sino pequeños centros de distribución donde los precios eran muy altos pero donde era el único lugar donde el trabajador podía gastar el salario del que prescindía su patrón. Esta era una condición que se repetía sin importar si el jefe era el local o era un extranjero.

Mientras tanto, la posición política de nuestro país se afianzaba entre algunas familias, y ese va a ser un mal con el que vamos tener que seguir lidiando a lo largo de los años. Los políticos rodaban deposiciones, es decir, un año se encontraba como legisladores, al siguiente se encontraban como senadores y otro tanto como jefes de algún estado o como miembros de algún gabinete local. Las ambiciones de poder se analizarán con las familias, y había alguna parte de políticos que se consideraban intocables: los famosos "científicos".

José Yves Limantour

Este selecto grupo entre los que se contaban:  José Yves Limantour, Rosendo Pineda, Justo Sierra, Joaquín Casasús, Francisco Bulnes, Pablo y Miguel Macedo eran asesores de confianza del gobierno de Porfirio Díaz y muchas de sus ideas estaban actualizadas conforme las tendencias ideológicas que regían en Europa, con la desventaja de que para que esas condiciones se cumplirá que tenía que tener un entorno similar al europeo, pero la falta de desarrollo del país no hacia propicia las medidas. Esto trajo como tal un distanciamiento entre las clases políticas y el pueblo, que encontró como único medio de expresión a la prensa escrita. Muchos caricaturistas, periodistas y narradores expresaron su inconformidad con las medidas del gobierno, mientras éste se congratula en el extranjero de los avances logrados en el país. Ambos factores son previos al proceso de la revolución debido a las siguientes razones:

• Por una parte, la gente que vivía en el campo y la gente que estaba fuera de las zonas metropolitanas sufría las precarias condiciones con las cuales se trataba los trabajadores. Era conocido como tal que no se permitían desacato es contra el gobierno, por el miedo a la represión, pero eso mismo hacía que se fuera acumulando el rencor contra la clase política del país.
  
  
• Al mismo tiempo, los habitantes de las ciudades encontraban inconformes debido a que se veían obstaculizados sus intentos de progreso. Los negocios locales sean acaparados por clases políticas dominantes o por extranjeros inversionistas, por lo cual la ciudadanía sería limitada únicamente a un sector popular de trabajadores. Su inconformidad, como muchos años atrás había pasado con el sector criollo, estaba relacionada a la incapacidad de poder alcanzar puestos de poder.

Esas serían las primeras semillas de la revolución mexicana.